Josep Pla decía que a cierta edad un hombre no debería leer novelas. Yo, que hasta los treinta no hice otra cosa, voy a tener que darle la razón. Después de leer a Kapuscinski, nada ha vuelto a ser igual. La ficción difícilmente puede competir con el plus de realidad que ofrece un reportaje periodístico o un ensayo bien escritos. Lo sabe de sobra la llamada novela histórica y sus best sellers, que juegan con la realidad y la ficción a partes iguales y venden una historia inventada con la coletilla de "me divierto y además aprendo".Me ha pasado ahora con el último libro que he leído. Como saben los lectores de este blog, tengo que ponerme al día en cuestiones de mafia para nuestra próxima obra de teatro. Así que he leído Las Cosas de la Cosa Nostra, una entrevista de Marcelle Padovani a Giovanni Falcone (en la foto), el juez antimafia por excelencia. Cuando uno lee no ficción puede leer párrafos tan sobrecogedores como este del juez Falcone en 1991: "Se ha escrito que me desplazaba de un búnker a otro, del Palacio de Justicia a las cárceles y, de allí, a mi prisión personal, mi casa. Algunos quizá pensaron que exageraba. No estoy de acuerdo. Conozco los riesgos que corro haciendo el trabajo que hago y no estoy dispuesto a obsequiar a la mafia ofreciéndome como blanco fácil." Un año después de esta entrevista , el 23 de mayo de 1992, al juez Falcone lo asesinaban con mil kilos de explosivos detonados a distancia en la autopista entre Mesina y Palermo. Sabiendo eso, uno lee este párrafo con el corazón encogido, sabiendo que existen héroes fuera de las novelas.
Aun así, y a pesar de Pla, tengo un Kureisi esperándome para estas navidades. Uno no aprende.
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Català emprenyat
Yo también me confieso un català emprenyat. Entre otras cosas me gustaría que, de una vez por todas, los políticos de Cataluña asumieran sus propios despropósitos y dejaran de escudarse siempre en Madrid.
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