Benicarló, 27 de noviembre de 2009,
Ha sido una semana intensa, llena de emociones. Acabo de llegar a casa. Parece que hace un mes que he estado fuera. Mientras descargo la escenografía voy recordando momentos del viaje, de la obra, de la gente. Siempre me ha gustado ese momento, porque cada objeto, cada parte de la escenografía no vuelve idéntica, intacta: lleva muescas de la gira.
Recuerdo el caserío de Etxarri, el primer día; un pase para amigos. Gente del pueblo y de otros cercanos, ningún educador. El pase funcionó bien, gustó (queda reflejado en el libro de viaje) y lo noto al acabar, mientras recojo y se espera la gente para decírmelo. Además, ese día hicieron chocolate calentito para todos. Etxarri es un pueblo precioso. Se me acerca una chica y me cuenta algo que le pasó con los servicios sociales en su pueblo. Sin saberlo me da una idea para la siguiente obra.
Saco el reloj de arena, la última incorporación (creo que iré añadiendo pequeños objetos, son mi debilidad. Ya lo decía mi madre:"to lo coge y lo trae, luego eso no sirve para nada, too por medio". Tenia miedo de que se rompiese con la prisas. En Bilbao fue todo vertiginoso, los espacios tenían horas limitadas, pero a pesar de todo funcionaron muy bien los dos pases. Además , estar en Bilbao, paseando el día de antes, como hacen los equipos de fútbol; pensé en hacerme un chandal de la Factoría para estos menesteres. Y esos pinchos con la gente del Educablog( encantadores por cierto, no se puede ser más atentos), un arte del equilibrio consumado en menos de 10cm.
Saco el reloj de arena, la última incorporación (creo que iré añadiendo pequeños objetos, son mi debilidad. Ya lo decía mi madre:"to lo coge y lo trae, luego eso no sirve para nada, too por medio". Tenia miedo de que se rompiese con la prisas. En Bilbao fue todo vertiginoso, los espacios tenían horas limitadas, pero a pesar de todo funcionaron muy bien los dos pases. Además , estar en Bilbao, paseando el día de antes, como hacen los equipos de fútbol; pensé en hacerme un chandal de la Factoría para estos menesteres. Y esos pinchos con la gente del Educablog( encantadores por cierto, no se puede ser más atentos), un arte del equilibrio consumado en menos de 10cm.
Por primera vez ocurrió algo, aplaudió la gente en dos momentos de la obra, en el teléfono y el megáfono. Fue emocionante.
Saco el libro, el cuaderno de viaje donde la gente nos deja comentarios. Hay cosas preciosas, y lo mejor es que los educadores te lo agradecen por su profesión, por darla a conocer. Recuerdo momentos de Vic, en ese espacio con gradas, la sala llena y el aplauso final. Lo paso fatal en el aplauso final. Me han dicho que se me nota a la legua. Es curioso, podría estar tres horas actuando pero cuando acabo es como si esa energía, esa chulería se desvaneciera, saliera corriendo y me dejara en pelota picada, allí en medio de tanta gente... y en Vic, en el primer pase, con la gente en pie, uff.
Hago el inventario: recuerdo un chica muy joven asintiendo en cada palabra; un psicólogo de Pamplona llorando de risa; un educador en Bilbao, en la primera fila, mirándome desafiante y que a partir de las galletas no paraba de reír; a mi hermano Sera, más acojonado que yo en el primer segundo de la obra; a Quique, disfrutando y mirando al público de reojo; a Nelly riéndose siempre aunque vea la obra mil veces; el silencio al final de Luisito.
Hago el inventario: recuerdo un chica muy joven asintiendo en cada palabra; un psicólogo de Pamplona llorando de risa; un educador en Bilbao, en la primera fila, mirándome desafiante y que a partir de las galletas no paraba de reír; a mi hermano Sera, más acojonado que yo en el primer segundo de la obra; a Quique, disfrutando y mirando al público de reojo; a Nelly riéndose siempre aunque vea la obra mil veces; el silencio al final de Luisito.
Lo guardo todo hasta el 18 de diciembre. Ahora está todo ahí como hibernando, en silencio.
Rafa Sánchez
Fotos: Sònia RT.
659373365
1 comentario:
Siento que lleves tan mal, lo que representa para nocostros como publico, un reconocimiento a tu trabajo fantasticamente ejecutado: El aplauso. Te podríamos estar diciendo cinco mil veces que eres un educador social disfrazado de actor, que sabes y sientes nuestra profesión casi igual o mas que muchos de nosotros/as...y quizas no llegases a creertelo.
Por lo que optamos desde el segundo pase en Bilbao a declararte nuestro. Sin palabras, solamente como tu harías: con gestos y sentimientos. Siento haber sido el pionero que se atrevió a modo de follonero, a ejecutar aquella "maldad escenica".
Un abrazo Rafa y suerte.
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