lunes, 3 de diciembre de 2007

EL DULCE ENCANTO DE LA HIPOCRESÍA


Venezuela

No me acabo yo de creer la espontaneidad del Rey en su famoso "¿por qué no te callas?". Campechano puede ser, pero rápido de reflejos lo dudo. Quizás los asesores de la Zarzuela pensaron que ante tanto descrédito y crítica humeante a la corona hacía falta un golpe de efecto pélvico. Y a juzgar por la respuesta patriótica, la jugada, programada o no, salió bien. Les faltó aconsejar al Rey que hubiera rematado a Chavez con un " A por ellos, oé" enfático y de raza.

Yo, por si acaso, siempre que alguien argumenta cualquier cosa poniendo la patria por delante me pongo a temblar.

Venezuela ha dicho ¿Por qué no te callas? a su presidente de la única forma que debería hacerse en democracia. A ver si aprenden el Rey de España y sus asesores.

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Alta política

La portada de El País del jueves 29 de noviembre decía: "Las cesiones de Zapatero a BNG y PNB evitaron la reprobación a la ministra Álvarez". Estaban en juego, entre otros, 10 millones de euros de los presupuestos del Estado a Galicia. Los presupuestos del Estado y las inversiones a las comunidades dependendiendo de favores. La política de alianzas es un fino juego entre la diplomacia y el trapicheo.

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Apuntes para una teoría sobre leer en el tren (3)

Cuente el lector con la contingencia de no encontrar un asiento libre en el tren. Lo primero que se habría de preguntar es si es conveniente leer un libro estando de pie. El lector tendrá en cuenta si el vagón está muy lleno. Las demás personas pueden entender su obsesión por la lectura cómo una actitud hostil hacia ellos.

Por otro lado, debido al propio balanceo del vagón, deberá apoyar algún miembro de su cuerpo en el tren y, en muchos momentos, deberá leer su libro con una sola mano, con la dificultad que eso conlleva (los libros pequeños se pliegan facilmente y es difícil mantener el libro abierto con la sola ayuda del dedo gordo. Los grandes pesan demasiado y entumecen la mano).

En definitiva, es preferible no leer de pie, pero, si lo hace, elija un libro cómo el de Tornar a casa (en su edición catalana) de Harold Pinter y léalo a la altura de las narices del resto de pasajeros. La foto de Pinter de la portada es muy intimidatoria y no le molestaran en todo el viaje.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

La cesiones, con-cesiones, para que luego Cataluña siga echando las culpas a Madrid, ¿o son tan tontos los catalanes que piensan que Pujol pactó gratis con González y Aznar? Los eternos nacionadolescentes catalanes en la manifestación del sábado: franquícias del Festival de Tárrega.

Anónimo dijo...

Córcholis, H. Pinter no intimida en esa portada: da un miedo de giñarse, que es distinto... XD

Besinhos from Anita B.