miércoles, 27 de febrero de 2008

CAMARÓN EN EL TALLER. CAPÍTULO 3

En PNL (Programación Neuro Lingüística) se llama Falacia del cambio. Es suponer que mi felicidad depende absolutamente de los actos de las otras personas y que ellas cambiaran para adaptarse a mi si les presiono de la forma adecuada.
Viene esto a cuento porque el tercer jueves tuve un comienzo espantoso. Una de las alumnas del taller cambió de centro (algo a lo que me tendré que ir acostumbrando) y en su lugar había otro joven, con cara de pocos amigos.
La cuestión es que el tipo de juegos que me había funcionado otros días no funcionaban, y ellos estaban cada vez más desafiantes. El taller se me iba de las manos.
Muy bien. Tranquilidad. Para el carro, Sera. ¿Nos sentamos, por favor? Muchas gracias.
Analicemos la situación sobre la marcha mientras se van sentando, quejosos:

Uno: No vas a dejar que se te desmonte la clase. Hasta ahora no ha habido ningún problema de disciplina, pero quizás es hora de un "toque". Cuando les estoy dando ese "toque", el nuevo me dice : "Eh, oye, que yo te respeto". Muy bien, punto para mí, me digo. Aunque sea una frase encorsetada, una frase que él ha visto en alguna peli o en alguna conversación en el Raval, una manera de jugar a ser hombre, tengo su respeto y eso son dos puntos.
Dos: No voy a esperar que ellos cambien y se motiven solos (falacia del cambio), sino reconocer que los juegos propuestos no son los más adecuados para hoy.
Muy bien, volvamos a empezar chicos.
Os gustan las improvisaciones, ¿verdad?. Muy bien, pero hay que trabajar duro. Estáis en un bar, tomando algo, viene una pareja que introduce un conflicto, etc, etc.
Van entrando en la improvisación, disfrutan, se ríen. Yo con ellos. Hoy están muy vagos y, paradójicamente, eso hace que las conversaciones sean más pausadas, más ricas. Se les entiende más que nunca y están más finos. Escuchan al otro, y eso es la base del teatro.
El nuevo entra en el juego y yo tengo esa sensación tan benefactora de que la clase se está salvando y esto va viento en popa.
Al final la improvisación les ha salido redonda. Se trataba de un restaurante de categoría y han estado a la altura. Al final se han marchado, eso sí, haciendo un "sinpa". Gajes del oficio.
Luego jugamos a hacer una especie de Operación Triunfo. Ahora tengo la sartén por el mango y me permito ser un director de casting, un punto chulito:
- ¿Qué sabe hacer usted?.
-El nuevo: Yo canto flamenco.
-¿Y donde lo ha aprendido?
-En el barrio chino.
(Algunos de ellos mitifican demasiado a personajes o barrios marginales.Los ponen de referencia y no saben que se equivocan de héroes)
-¿Pero se tiene aprendida la canción o no?
-Pues claro, no te jodes.
-Oye, que aquí el único que vacila soy yo. Si no te interesa cantar hay miles ahí fuera esperando.
-Vale, vale, usted perdone.

Y se arranca por soleares, to serio y concentrao, er quillo.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Que bueno felicidades por el taller. Soy teatrero y me gusta como lo enfocas

Imma-Cal Roca dijo...

Muy bueno Sera. Un dia más pasado y con éxito teatral!!!!

Imma- verdú

Gemma dijo...

¡Ahí están todas tus tablas!
Me ha encantado lo de los beneficios del cansancio... ¡Qué sopresa cada día!

Esteruca dijo...

Está claro que nunca hay que desfallecer... ¡Tres puntos! ;)

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Fue una magnífica forma de enfocar el problema. Felicidades.

Anónimo dijo...

Felicidades !!!! Por cierto... no se que es un "simpa".
La maravilla.

Sera Sánchez dijo...

Gracias por los ánimos a todos.
Un sinpa, maravillas, es un sin pagar jajjaj

María José Reina dijo...

Hola Sera, gracias por tu amable comentario y por tu enlace.
Educador social, ¡qué duro trabajo! Hay que tener temple, y tienes razón en que las dinámicas se montan y se desmontan en un periquete.
Mi experiencia más cercana fue unos años en que impartí clases en alumnos de UAC de mi centro (de los heavies).
Te seguiré leyendo ... :-)