jueves, 21 de febrero de 2008

EL RAP DEL TALLER. (CAPÍTULO 2)

El segundo jueves estaban todos bastante malhumorados. Algo que tenía que ver con la huelga de profesores hizo que no salieran de los módulos en todo el día. Dudas sobre lo que más necesitaban: ¿Empezar por darles caña con juegos? ¿Algo más tranquilo? ¿Nos sentamos y hablamos?.
Uno de los aprendizajes cuando se enseña teatro (en realidad, cuando se enseña cualquier cosa), es que hay que prepararse muchísimo las clases, pero, de la misma forma, uno tiene que estar preparado para desechar lo que tenia pensado y adaptarse a las necesidades del momento. Coger el pulso al grupo e ir "improvisando" sobre la marcha. Improvisando a medias, claro, echando mano de los recursos que uno tiene.
Opté por una batería de juegos sin descanso. Mucha acción y poca reflexión. Caminar por el espacio simulando varias situaciones (llueve, estamos pisando barro, perdemos el autobús, etc). Juegos por parejas: conducir al compañero, seguirlo con la mirada, hacer esculturas con él. Juegos de percepción, contacto y creatividad.

Uno especialmente bueno y que me gusta mucho es la "silla caliente". Una silla en el centro del espacio. Música. Ellos pueden moverse alrededor de la silla, bailar si quieren, pero está prohibido hablar. Sin embargo, cuando alguien decide subirse a la silla es todo lo contrario: no puede dejar de hablar, hasta que otro alumno le pida subir. Aunque parezca mentira, se daban tortas por subirse a la silla. Desde ese púlpito salieron cosas muy interesantes: raps, chistes, quejas. Una verborrea libre. Única norma: el respeto a las personas.

En los juegos de improvisación, una constatación: cuando representan personajes a los que he dado una consigna que tienen que mantener con todas sus consecuencias, ceden demasiado pronto. El "Otro" siempre les convence y, a las primeras de cambio, ceden. ¿Tiene algo que ver eso con sus problemas? Seguramente sí. Bajo sus corazas de tipos y tipas duros, personalidades frágiles, demasiado dispuestas a seguir al líder de turno. El convencimiento de que el teatro les podrá servir para experimentar situaciones y roles que nunca han tenido oportunidad de vivir.

Final: Música reiki de fondo. Masaje.
Conclusión: Inicio cansino, desarrollo al alza y final apoteósico. Puro teatro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Increible, quin pudiera estar allí con vosotros, aunque sea mirando por un agujero.
Nunca se me hubiera ocurrido estos juegos para hacer sentir el teatro y la vida misma dentro de ellos.
Cuando tu vida depende siempre de llevar una coraza de hierro en el exterior, es pq dentro hay mucho algondón. No falla.
Continua sacandoles todo lo que tienen dentro. Felicidades

Imma- Verdú

Esteruca dijo...

Seguro que ya están esperando que lleguen los jueves para olvidarse de todo y sentirse "libres" en tu taller. Si con tan pocas clases, reaccionan tan bien, imagínate lo que puedes sacar de ellos a medio curso...
Un abrazo escarlata

suni dijo...

me parece muy interesante

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Me parece muy interesante la reflexión que haces en esta entrada y cómo relacionas el juego teatral con la vida de estos jóvenes y la posibilidad de expresar cosas que no pueden hacer en su día a día -simplemente, porque cuando crecemos nos niegan, nos negamos, la capacidad del juego, algo indispensable-.
Es curioso, cuando he tenido la oportunidad de hacerlo, como tú, siempre he comprobado que funciona y que la dramatización más simple basada en estos juegos ayuda a los jóvenes y es un buen inicio del trabajo de actor... o de la misma vida.
Un saludo.

Joselu dijo...

¡Qué grande es el teatro! ¡Cómo disfrutaba en esas improvisaciones, similares u otras a las que citas! Fueron años apasionantes, de conversaciones fértiles y productivas después de ejercicios estimulantes de la inteligencia y la creatividad. No hay mejor escuela que el teatro. Sin duda a los internos les supondrá unas experiencias inéditas e irrepetibles. Bravo, amigo.

Sera Sánchez dijo...

gracias por vuestros ánimos.